22 abr 2018

Vivir Plenamente



En el arte como en el amor la ternura es lo que da la fuerza.
Oscar Wilde

"Ni la gente, no yo misma nos habíamos dado cuenta de la importancia del amor y la caricia. Que la ternura es tan importante para la mejoría o la curación tanto como lo es el antibiótico o el calmante. Dejarnos sin la mirada tierna, sin la presencia presente, no solamente la que “sabemos” que tienen las personas queridas, es dejarnos casi abandonados.

Cuando se da un proceso de enfermedad grave como el cáncer, frente al cual se sienten impotentes por no poder hacer nada que a uno lo mejore, toman distancia por la angustia que esto produce, no solamente por ver ante sí la campana humana que en su tañer nos vuelve a recordar sobre la posibilidad de la muerte del enfermo si no también de la propia muerte. Se alejan, por “cuidado”, por no ir con más problemas al lado de lo que ya tiene con su salud, porque lo que les sucede es una “pavada” al lado de lo que ellos padecen. Por querer “cuidar” se alejan y abandonan y es como adelantar la muerte del enfermo por no poder compartir lo natural de la vida cotidiana.

Si uno está con una enfermedad grave, aparentemente incurable, también se le resta la posibilidad a sus otras partes vivas, como poder ejercitar la escucha, la solidaridad, el acompañamiento. Parece que si estamos enfermos no podemos ya ayudar a otro, cuando en realidad estamos desarrollando una sensibilidad especial, tratando de activar recursos para la mejoría y la sanación, que bien pueden ayudar a otros, aunque sea en otros planos.

Vivir con plenitud es estar despierto, consciente. Vivir intensamente el dolor, la alegría, el bienestar y el malestar. No es la plenitud exaltada que la sociedad nos vende. Es la consciencia. Cuando uno se entera de su enfermedad, uno piensa y los demás te dicen: a vivir a pleno lo que te quede. Pensas en viajar, en cantar, en jugar, en hacer todo aquello que te hubiera gustado y que no hiciste o profundizar lo que te gusta.

Aparece un concepto, un esquema de creencia respecto de lo que es vivir a pleno: La felicidad! El goce! Ese es solo un aspecto posible, una forma que esto puede tener, y es también una exigencia, porque si no se puede hacer nada de eso, “está mal”. Es el cuerpo físico, en el aquí y ahora el que te permite darte cuenta de las posibilidades y de las limitaciones.

Queres bailar, pero el dolor o el malestar no te lo permiten. Queres dibujar y la baja presión te obnubila la consciencia y resta fuerza a tu mano. Entonces, por eso no vas a vivir a pleno? O acaso que estés enfermo no es parte de la vida? Los muertos no se enferman.

La plenitud se alcanza cuando uno logra aceptar la realidad con humildad y ver desde la consciencia, desde su ser más interior, qué caminos quiere para mejorarse, qué trabajo puede realizar para retornar a la salud, para aliviar el dolor. Esto no podría hacerse si uno no está conectado con lo que le pasa.

Si ocupo mi energía en pensar y mortificarme porque no puedo bailar, “que traería plenitud y realización”, no estoy administrando bien mi energía. En cambio, puedo tratar de ver que puede calmar el dolor, que medicina y en que plano: físico, mental, emocional, espiritual y luego ver si, por ejemplo, puedo serenamente visualizarme bailando, hasta que pueda hacerlo con todo el cuerpo.

Los demás no lo saben, quizás nosotros tampoco, pero es fundamental darnos cuenta y aprender a pedir y mostrar al otro, desde el corazón y con humildad que necesitamos fundamentalmente Amor, cuidado y Ternura, en el mismo nivel que la química de la medicina. Porque si no, perdemos todos. Nosotros porque nos abandonan, aunque no sea la intención. Los otros se quedan sin nuestra solidaridad, nuestro amor, las partes que tenemos sanas para compartir y así todos nos quedamos solos, sin querer, matando antes de tiempo, porque no dejamos que el Ser se exprese desde donde pueda.

No es necesario que estemos perfectos para ayudar a otro. Siempre, trata de acercarte. Llorar juntos frente a la impotencia también es una profunda compañía que de por si vence la impotencia. Algo fundamental se hizo: llorar y estar juntos. Luego, seguramente, y no me quepa duda, vendrá La Luz."

Paulina Dora Kweller


Una breve reseña sobre esta nota

Paulina, mi mamá
Durante mi adolescencia mi mamá enfermó de cáncer de colon. Fueron dos años muy duros, en los que aprendí sobre la vida, la enfermedad y la muerte. Se que gran parte de lo que doy como terapeuta tiene raíces muy profundas en las enseñanzas que ella me fue transmitiendo en el tiempo que nos fue dado compartir y en esa experiencia tan fuerte que nos tocó vivir en familia. Ella fue mi primer maestra. 
 
Hace unas semanas, buscando otros papeles, encontré este borrador que escribió tres meses antes de morir. Seguramente ella hubiera pulido mucho el texto antes de publicarlo, pero no tuvo tiempo. Yo quise dejarlo tal como lo encontré, en bruto, con la fuerza misma que la impulsó a escribirlo.

Son palabras que pueden guiar y ayudar a quienes están atravesando momentos difíciles, enfermedades, acompañando seres queridos que están enfermos o prontos a morir.

Si sus palabras resuenan adentro tuyo, te sirven y ves que le pueden servir a personas que conoces, podes compartirles su mensaje. Se que ella estaría muy feliz de saber que su experiencia sirvió para ayudar a otros.




16 abr 2018

Las resistencias




El barco está más seguro cuando está en el puerto; pero no es para eso que se construyeron los barcos.

Paulo Coelho

Muchas veces sucede que nuestra voz interna nos pide ir en una dirección. Hacer una terapia, un curso, cumplir un sueño, abrirse a una relación. Tan fuerte como la energía de ir hacia ello, a veces aparece una fuerza opuesta, que es la resistencia. 

Esta resistencia se fundamenta en el miedo al cambio, a salir de lo conocido y se sustenta en mandatos condicionantes que fuimos adquiriendo desde muy pequeños. 

Generalmente aparece cuando algo que queremos o necesitamos hacer nos resultaría transformador.



Las resistencias se pueden manifestar de múltiples formas: dudas, falta de ganas, accidentes, no encontrar quien cuide de los niños, un viaje muy tentador, alguien cercano que nos critica, olvidos, gripes, falta de dinero, etc. 

La vida nos invita a vivir, a desplegarnos, manifestar todo lo que somos. Aprender a desprendernos de lo que no somos, de lo que nos condiciona, decir adiós a lo que ya no nos sirve.

Si estas encontrándote con la resistencia, podes observar si es un miedo, si es algo que te decían cuando eras niño/a y ahora vos te lo repetís. Luego podes chequear con tu voz interna, recordar de donde nace el impulso a hacer lo que elegiste. A veces no hay una razón lógica, es una simple (y tal vez poderosa) corazonada.

Cuando te decidís, el dinero aparece, la gripe se va, el viaje se pospone, vuelve la voluntad, todo se ordena. Porque la vida espera a que te decidas y, cuando lo haces, suma toda su fuerza a la tuya. Pero solo puede hacerlo cuando le das lugar.




10 abr 2018

El enojo y el amor



Ya no importa con quien estoy enojado sino como me he enojado.
Norberto Levy

Mucho de lo que aprendimos sobre el enojo es errado y nos genera confusión. Que las niñas buenas no se enojan; que si amas de verdad, no te enojas; que si te enojas lo tenés que hacer notar haciendo sentir mal al otro. Son todas creencias que nos hacen reprimir o reaccionar y pocas veces mirar adentro y entrar en contacto con lo que el enojo nos está informando de nosotros mismos.

En el post del Día 12 del Laboratorio de la Gratitud cuento sobre un gran descubrimiento que tuve: cuando me enojaba cerraba mi corazón. Yo sufría mucho, porque guardarme el amor me resultaba muy doloroso. Gracias a ese insight, comencé a observar en qué vínculos lo hacia, incluyendo el vinculo conmigo misma. 

Una vez que comencé a trabajarlo en mi, pude verlo también en los otros y me di cuenta que es mucho más común de lo que imaginaba.

Es un mecanismo en el cual damos amor como premio y retiramos el amor como castigo.

Esta forma de comprender el enojo y el amor nos nubla la posibilidad de reconocer que el proceso del enojo es algo que se produce en nuestro interior, más allá de que lo que el otro haga sea correcto o no, bueno o malo, etc. La frustración es nuestra y en nuestro interior está el primer lugar donde mirar.

Ante el enojo, hay una gran diversidad de formas de accionar. Algunas incluyen mantener el flujo del amor, aunque necesitemos tomar una distancia saludable o poner límites. 

Cerrar el flujo del amor puede estar enmascarando la dificultad de expresar nuestros sentimientos y necesidades, mirar de frente el conflicto y buscar resolverlo o la de acceder a la toma contacto con una zona dolorosa que está muy guardada dentro nuestro y queremos proteger, entre otras cosas.

Si retenemos el amor para que el otro cambie su forma de actuar, estamos acudiendo a un mecanismo de manipulación. 

Aunque hayamos causado dolor, aunque hayamos hecho daño, aunque hayamos defraudado a alguien, aunque nos hayamos equivocado, merecemos recibir amor. Cerrarnos al amor como autocastigo es el mismo mecanismo, pero autoinfligido.


Poder llevar la conciencia a estos mecanismos, detectar cuando los activamos y corregirlos en el momento, nos permite acercarnos a una experiencia del amor y del amar más genuina, placentera y liberadora.

Tal vez creamos que somos pacíficos porque no utilizamos la violencia física o la verbal. Pero si actuamos castigando(nos) con retirar el amor, hacemos y nos hacemos daño. Esta conducta puede generar heridas muy difíciles de sanar, porque es el tipo de violencia invisible, de la que confunde. 

Si optamos por continuar amando(nos) y poner sobre la mesa lo que requiere ser revisado y resuelto, estamos convirtiendo el conflicto en un escenario amoroso. Para poder hacerlo precisamos perder el miedo a mostrarnos vulnerables.

Cuando exponemos nuestros sentimientos y necesidades, pedido y límites claros y el otro no esta dispuesto a incluirlos, aun sabiendo que nos hace daño, podemos ejercer la libertad de elegir si seguir nutriendo o no el vinculo. Es una acción que no busca cambiar al otro, sino que muestra un límite contundente. Muchas veces ese límite permite que el amor fluya mejor, porque hay autorespeto y autoamor.

El Amor, con toda su sabiduría, nos invita a reconocer esos lugares donde no estamos dejándolo llegar. A veces, esa toma de consciencia nos revela una herida profunda que estaba anestesiada. Ese proceso puede ser doloroso, no porque el amor duela, sino porque es el que revela donde ya estaba doliendo y nos habíamos desconectado



Recomiendo los libros "Comunicación no violenta", de Marshall Rosenberg para quienes quieran incorporar herramientas comunicacionales para la resolución de conflictos. Y "La sabiduría de las emociones", de Norberto Levy, para comprender un poco más la función del enojo y como utilizar positivamente esa energía.