Laboratorio de la Gratitud - Dia 8

Dicen que las alegrías, cuando se comparten, se agrandan. Y que en cambio, con las penas pasa al revés. Se achican. Tal vez lo que sucede, es que al compartir, lo que se dilata es el corazón. Y un corazón dilatado esta mejor capacitado para gozar de las alegrías y mejor defendido para que las penas no nos lastimen por dentro".

Mamerto Menapace

¿Cuándo empieza una amistad? Si me remonto a como conocí a mis grandes amigos, con cada uno fue de una manera única y, muchas veces, sorprendente. En algunos casos, se fue forjando al compartir un curso, un taller, un retiro. 

En otras ocasiones, fue como un chispazo. Me ha pasado comenzar a charlar en situaciones y contextos inusitados y tener tanta sintonía, que era muy claro que esa persona había llegado a mi vida para quedarse.

Puedo reconocer vínculos que se transformaron en amistad luego de transitar por varios estadios previos. Por ejemplo, profesores con los que tuve tanta sintonía que, al finalizar el curso, seguimos compartiendo y la relación tomó forma de amistad.

Siento que la amistad es el vínculo más puro, que nos pone de igual a igual con el otro. En la amistad nos permitimos compartir sin carga de expectativas, sin prisa. Es un vínculo en el que no pretendemos cambiar al otro y donde se borran las barreras de la edad, el género, las elecciones de vida.

Cada amistad nos permite crecer, aprender, compartir y nos abre puertas a nuevas posibilidades. Es una fuente de amor limpio, inagotable y recíproco.

Sin duda, los amigos hacen la vida mucho más rica y hermosa. Nunca sabemos cuánto tiempo nos será dado compartir juntos. A veces los damos por obvio y, detenernos un instante para reconocerlos y valorarlos, puede darle a esa relación una dimensión más profunda. 

La propuesta del día de hoy es expresar la gratitud a los amigos de la manera que te surja espontáneamente.

Este post fue inspirado en una charla sobre la amistad, con mi amigo Diego Mari. Gracias Diego!